Con efectividad en los cobros de pena máxima, haciendo que se alboroten los aficionados Ángel Dí María regresó al fútbol argentino con la aspiración de rendir de la mejor forma con Rosario Central. Desde la intención de demostrar que la edad es tan solo un número, así como lo compuso el croata Luka Modrick que fue su compañero en el Real Madrid y que hoy presta sus servicios a Milán de Italia. Regresó con altura, aunque esperaban que lo hiciera de forma discreta.
Exprimiendo al máximo sus opciones, en el equipo que lo dio a conocer como profesional siendo actual campeón del mundo con la selección. Durante algunos instantes parecía algo imposible, pero en otras situaciones una eventual posibilidad, hoy con un compromiso completo actualmente dejando huellas y abriendo puertas en lo que podría ser su despedida de la actividad competitiva. Sin saber cuál será su objetivo general con el equipo canalla.
Ahora bien, el peaje que está cancelando Di María está siendo una campaña sin descanso. Porque llegó desde Benfica de Portugal en donde exhibió su calidad para disputar el título en primera división, como una aspiración que se alargó con la disputa del campeonato mundial de clubes en Estados Unidos con la academia de las águilas especialmente en el alargue contra Chelsea de Inglaterra. Acumulando tiempo de juego, con su hoja de vida que ha sido mucho más que meritoria.
Ha disputado Ocho partidos con los rosarinos, en los que se ha despedido con cuatro goles con 37 años de edad y solo en uno de los choques ha disputado un poco menos de los noventa en el empate alzado contra Deportivo Riestra. Aunque el limitarse cuando está dentro del campo de juego, no es lo único que preocupa a Dí María porque la acumulación de cartones amarillos se ha vuelto algo casi frecuente desde lo que han sido los partidos disputados como local.
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