El enojo de sentirse agraviado, de haber sido destronado de lo que se obtuvo de forma honrada con la impotencia de quien tiene que soportar que el sistema no permita de ninguna forma que haya un nuevo protagonista capaz de sorprender. Sino que como sea, el gigante debe llenar el espacio aplastando al que se atraviesa de frente pero también la dignidad que no se doblega siendo honrado.

Además de maltratado, eso lo hizo Ignacio Vásquez como capitán de Platense en el instante del que el duplicado del árbitro Yael Falcón lo unió junto a Franco Armani para el sorteo de la definición por cobros desde el punto blanco de penalti. En la que Platense regresó a River Plate, ya que Vásquez como capitán en el momento nunca miró a Falcón en ese lapso de tiempo con la cara llena de sangre y lágrimas.

Buscando fortalecerse mentalmente y aguantando darle una bofetada al árbitro, después de que alargó minutos inadecuados a un partido concreto a favor de Platense. Creando a inclinar el campo a favor de River hasta que el millonario lo empató de forma agónica. Con la mirada perdida lanzando la moneda para definir el orden de cobradores y la zona del campo en el que se la serie.

Falcón debía estar que no tenía porqué estar en esa clase de definiciones, porque Platense defendiéndose bien y aprovechando la ventaja por Vicenta Taborda durante el primer tiempo. Debía salir de la cancha como justo ganador, y las imágenes de las disculpas de Falcón a Marcos Acuña que no fue expulsado haciendo méritos ó de finalizar un cobro de costado a favor de Platense que omitió en la falta que le a Miguel Ángel Borja.

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